Proceso de mediación

La duración de una mediación particular varía. Se requieren varias sesiones de mediación, especialmente en casos muy escalonados, en casos que implican gran miedo y ansiedad (por ejemplo, el miedo a perder el contacto con el hijo) y en casos en los que los padres no confían el uno en el otro.

 Si los padres viven en la misma ciudad, se requerirán entre 3 y 8 sesiones de mediación dependiendo de los problemas y asuntos a resolver. Si los padres viven en diferentes ciudades o países, o incluso en diferentes continentes, la mediación se concentrará en unos pocos días, p. viernes a domingo. A veces se puede continuar en un momento posterior.

En los conflictos internacionales que involucran a padres e hijos, los mediadores trabajan juntos en equipo. La biprofesionalidad es un rasgo esencial del trabajo práctico como mediador familiar. La formación en mediación ya se caracteriza por la participación igualitaria de mediadores procedentes de profesiones jurídicas, psicosociales y educativas. Mediadores de diferentes profesiones también cooperan en el trabajo práctico, particularmente con respecto a conflictos internacionales que involucran a padres e hijos. Esto asegura la adecuada consideración de los elementos tanto psicosociales como jurídicos propios de todo conflicto entre padres e hijos. Además, un mediador masculino y femenino suelen cooperar para proporcionar a ambos padres una contraparte de su propio sexo.

Los mediadores ayudan a las partes a comunicarse entre sí con un espíritu de franqueza y respeto mutuo para que puedan encontrar soluciones duraderas para el futuro de forma independiente.

Una herramienta central en la mediación es un diálogo que abre y fomenta la discusión. Al tratar con los padres, el mediador se esfuerza por mantener una actitud de respeto, imparcialidad, interés y aprecio por los estilos de vida y antecedentes culturales de cada uno. Un mediador busca también la imparcialidad y la aceptación y apreciación de las diferentes perspectivas e intereses de las partes en conflicto. Los mediadores no toman decisiones sobre qué soluciones aceptar, sino que apoyan y confían en las habilidades de sus clientes para desarrollar e implementar una solución por sí mismos.